“¿Cómo Pueden Aprender Mis Hijos En Línea Si Cortan El Internet?”: Retos del aprendizaje a distancia durante el COVID-19

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Retos del aprendizaje a distancia durante el COVID-19

Una presentación de la Encuesta Nacional de Padres Latinos por Latino Decisions y Abriendo Puertas National 

“Para ser honesta, al principio, estaba bien'', dice Joana Perez.

Cuando fue anunciada la orden de quedarse en casa en California en marzo, fue la primera vez en años que su marido, Jorge pudo pasar los días hábiles en la casa. “Nunca ha tomado vacaciones, solo algunos días después de que estuve en parto. Fue agradable tener a todos juntos en el hogar.”

Como madre de seis hijos de edades entre uno y 15 años, Pérez estaba aliviada de tener ayuda para realizar las tareas de cocina, limpiar, ayudar a los niños con la escuela en línea, y aplicar para préstamos de asistencia de emergencia.

En marzo, había muchos recursos: grupos locales sin fines de lucro dieron ayuda a la familia Pérez con los recibos, comida, y renta. “Pero después del Segundo mes, comencé a sentir la presión. Era grandioso saber que Jorge no estaba expuesto [al coronavirus], pero los recibos y la renta necesitaban pagarse,” dijo. En abril, Joana se dio cuenta que los préstamos de emergencia eran programas de una sola vez. “Comenzamos a perder nuestras posibilidades de apoyo. Comencé a sentirme desesperada.”

Escuela En Línea Cuando Estás Fuera de Línea

Jorge había trabajado en el Mercado de Flores de Los Ángeles por 24 años vendiendo flores al mayoreo a planeadores de fiestas y floristas. Cuando se cancelaron todas las reuniones y eventos durante el encierro por COVID-19, su sector de negocio se secó de la noche a la mañana. Sin trabajo, los recibos de la familia dejaron de pagarse.

“El internet lo cortaron en el segundo mes,” dijo Perez. “Mis hijos mayores hicieron su escuela a través de sus teléfonos, pero el acceso del móvil no era suficiente para hacer una junta por Zoom.” No había manera de conectarse a los programas Head Start y pre-K para sus tres hijos menores, y podía ver que sus hijos mayores se estaban frustrando y desconectando.

Christopher, 15, y Paul, 13, son ambos estudiantes talentosos. Su promedio de A comenzó a deslizarse a Cs. “Sus maestros estaban menos comunicativos conmigo, porque a Chris y a Paul les iba bien—Eran promedio,” dijo Pérez. “pero yo sé de qué son capaces. Si están obteniendo una C, están haciendo el mínimo requerido, y eso es inaceptable.”

Los maestros no tenían el tiempo para conectarse personalmente con Pérez acerca del progreso de sus hijos—y entonces Pérez perdió la conexión a wi-fi necesaria para participar en las videollamadas padre-maestro.

Pérez está entre el 33 por ciento de las familias Latinas a lo largo del país sin acceso a Internet confiable. En la Encuesta Nacional de Padres Latinos llevada a cabo por Latino Decisions y Abriendo Puertas, el 37 por ciento de las familias reportaron que sólo podían tener acceso a Internet a través de sus teléfonos celulares haciendo el aprendizaje en línea tedioso e ineficiente.

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Reduciendo la compra de mandado, Pérez y su familia pudieron rescatar suficiente dinero para conectar de nuevo el Internet. Aunque ella reconoce las luchas con el aprendizaje a distancia, ella dice, “No creo que sea inteligente regresar aún a los salones. Los números hablan por sí mismos.”

Los estudios han mostrado que la tasa de propagación del COVID-19 se ha reducido dramáticamente gracias al cierre de escuelas la primavera pasada. Ahora, a pesar de una segunda ola de elevación de casos de coronavirus y el cierre de negocios, hay un incremento en la presión por parte de la Casa Blanca para que las escuelas reabran en otoño 2020.

“No tiene sentido para los niños y el personal. No dormiría bien en la noche sabiendo que los estamos poniendo en riesgo,” dice Pérez.

El Blues de Escuela en Casa

El análisis costo-beneficio es difícil, admite. Ella está perdida en cuanto a la manera de ayudar a sus hijos a sobrellevar el aislamiento social del cierre. “Mi preocupación es que la salud mental de mis hijos está en riesgo. Ellos han estado en casa por demasiado tiempo.”

Chris, su hijo de 15 años, le ruega para reunirse con sus amigos en el parque. “Pero me preocupo de que regrese infectado con algo...hay demasiados de nosotros en casa'', dice Pérez.

Por ahora, los encuentros en el parque están fuera del alcance. En su lugar, trata de aplacar a sus adolescentes permitiéndoles muchas llamadas telefónicas y juegos en línea regulares con sus amigos.

Ella está más que preocupada acerca del desarrollo social de sus niños pequeños. “Estoy preocupada porque los pequeños están perdiendo toda la experiencia de compartir, solucionar problemas, e interactuar con otros infantes de su edad.”

Costos de un Salón

A pesar de lo doloroso que es mirar a sus hijos batallar socialmente, Pérez está demasiado ansiosa de permitir a sus hijos regresar a las escuelas de Los Ángeles. “Somos uno de los distritos escolares más grandes en el país. Estamos hablando de alrededor de 35 estudiantes en un salón, ya está sobrepoblado. ¿Cómo van a mantener seis pies de distancia en una escuela con 700 estudiantes?”

Por su parte, Pérez está pidiendo a su distrito escolar más reuniones con maestros para poder seguir el progreso académico de sus hijos de una mejor manera. Ella enfatiza la necesidad de más asistencia financiera para las familias, especialmente inmigrantes o familias con estatus mezclados como la de ella, quienes batallan para pagar sus recibos.

Sin importar los altos costos de la escuela en casa, Pérez dice con sobriedad, que vale la pena para ella.

“Estoy de acuerdo con que mis hijos estén en casa hasta fin de año. Habrá que ponerse al corriente, seguro, pero los niños pueden ponerse al corriente. Uno puede ponerse al corriente en educación, pero no los puedes regresar de su lecho de muerte.”

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